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La fiera de mi niña (Bringing up baby) (1938)

 

En 1938 Howard Hawks dirige para la RKO “Bringing Up Baby”, que  en España por la costumbre de las traducciones y los doblajes, se estrena como “La fiera de mi niña”

En ella el director enfrenta a dos estrellas que ya se conocían de otras producciones. Cary Grant y Katherine Hepburn ya habían trabajado juntos en Sylvia Scarlett (1936), Holiday (del mismo año, 1938) y aún harían una cuarta colaboración en Historias de Filadelfia (1940), demostrando tanto en esta, como en las otras cintas tanto la química y compenetración entre ellos como la altura de ambos en la campo de la alta comedia, en una de las mejores épocas de este género.

El argumento en sí ya es disparatado. David Huxley (Cary Grant) es un joven paleontólogo, compendio de todos los clichés sobre el sabio despistado. Se encuentra enfrascado en la reconstrucción de un Brontosaurio para el Museo de Historia Natural y la víspera de su boda con una colaboradora de trabajo, Alicia Swallow, recibe la noticia del hallazgo del hueso que falta en la reconstrucción del animal, al mismo tiempo que tiene que conseguir fondos de Sir Alexander Peabody para continuar con su trabajo. Hay que destacar el corto pero profundo dialogo de los futuros novios “inmediatamente después de la boda volveremos”, anuncia la novia, originando el pánico de él, mientras ella añade que “nada le puede distraer de su trabajo”, y lo cierto es que la novia no parece que tenga muchos atributos para distraer

Hallándose jugando el golf con el presunto donante de fondos y gracias a una bola perdida se cruza en el campo de Grant, en  el juego y  en su vida una imparable Susan Vance (Katherine Hepburn). Desde el momento en que se conocen, la cinta se convierte en una continua tortura para el pobre David, que ignorante de todo lo que ocurre en la vida, salvo su trabajo, se va a ver involucrado en la serie de situaciones mas desenfrenadas e increíbles encadenadas en menos de dos hora de metraje, por una hiperactiva mujer que se ha empeñado como siempre en hacer su voluntad y conquistarle, sin que por supuesto el sepa que es conquistado

La cinta entera lo constituye una carrera desenfrenada de los personajes y de la cámara en pos de ellos, con unos diálogos chispeantes, agudos, rápidos, que impiden que el espectador se relaje o se distraiga.

La película no tuvo un éxito espectacular de taquilla en su momento, ni fue galardonada. Ha sido el paso de los años el que ha permitido descubrir sus muchos meritos,  ha permitido ver que en su momento no pudo ser comprendida porque se adelantaba a su época.

Para conseguir el objetivo del entretenimiento y de sus propios experimentos cinematográficos, Hawks no puso cortapisas.

No se pueden seleccionar escenas, porque sería ir reproduciendo fotograma por fotograma toda la película, desde el alucinante dialogo de la pareja protagonista por la propiedad de la pelota de golf, la discusión por el coche, la escena de la cena, en que desde la caída magistral de Grant sobre su sombrero de copa, gracias a una aceituna con la que Hepburn hace juego malabares, hasta el frac rasgado, o la falda desgarrada de ella que deja ver su ropa interior y que les hace salir pegados del local, él saludando con su sombrero destripado, hasta la alucinante cena en casa de la tía de Susan, con una conversación completamente de locos mientras todos por turnos se levantan para seguir al perro, hasta la escena de la cárcel, pasando por la persecución de un perro con un cazamariposas en la mano, la caída por un terraplén, y la irremediable perdida de sus gafas para un miope, claro, que también se queda sin ropa.

Porque en este filme, para completar el cuadro, no solo hay que hablar de los actores, sino de otros dos personajes centrales:  George, el perro ladrón de huesos de Brontosauro, y que se comporta mas como un sádico que como un perro y por supuesto Baby, que de título a la película.... y Baby no es mas que un leopardo que le envía a Susan su hermano de regalo. Claro que es un regalo muy complicado, porque hay que conseguirle comida..... lo cual no evita que se coma un camión de gallinas, y además no solo hay un leopardo en la película, sino un leopardo asesino que se ha escapado de un circo, y  ¿cómo diferenciarlos?.

Para llegar al final feliz de la reconstrucción completa del Brontosaurio, una vez que Grant consigue dejar claro que no se ha vestido con un salto de cama por gusto, y ver como su obra cae por tierra para evitar que su chica se rompa la cabeza basculando en la parte mas alta de una escalera de vértigo, hasta para los estómagos mas preparados.... pero ¿qué importa volver a empezar el trabajo si termina con la chica en brazos? Claro que es una chica que no le dejara vivir  en paz un solo día de su vida. 

Era una época de grandes comedias. Dentro de una sala oscura no había problemas, ni privaciones, solo problemas superficiales que se resolvían después de una serie de circunstancias mas o menos ridículas, y mas o menos creíbles,  dentro de un mundo imaginario totalmente alejado de la realidad. Pero es que construir ese mundo falso y amable, de final feliz no lo puede hacer cualquiera, y de hecho, solo los grandes maestros de la historia del cine lo han conseguido, al tiempo de daban una lección magistral de cómo hace un gran película. Entretenimiento si, pero también arte, e ingenio, e inteligencia y sentido del humor, cine en estado puro, y prueba de su dificultad es que han pasado muchos años hasta que el llamado séptimo arte ha sido capaz de dar muestras de algún atisbo semejante a aquel cine,  y así muchos críticos no vieron hasta el año 1972 en “¿Qué me pasa doctor?”, un apunte de esa maestría en el dominio de las situaciones, de los personajes y los diálogos. Muchos años para conseguir algo muy difícil, muy elaborado, pese a estar envuelto de superficialidad.

Y sobre todo ese montaje, cara al público, los actores. Para no hacer un relato pesado de los magníficos secundarios, perfectamente caracterizados con un par de trazos, o mejor dicho, caricaturizados, dos grandes actores con mayúscula de la historia del cine.

Hepburn vuelve a ser la mujer moderna, totalmente alejada de los personajes femeninos de la época, lista, rápida y que no encuentra obstáculo para conseguir sus fines, construyendo ya el arquetipo de mujer que con muchos matices, pero ya existente en sus cimientos, desarrollaría tanto en Historias de Filadelfia, como años después en las comedias que protagonizó junto a Spencer Tracy, pero mucho mas alocada que en cualquier otra interpretación, pero dando el punto justo, el equilibro para no caer en el absurdo, para conseguir sacar en cualquier momento el rictus de la ternura o la mirada de la inocencia.

Lo mismo se puede decir de Grant. Su personaje es una caricatura del profesor despistado, del hombre lógico que queda desarmado ante la falta de lógica con faldas que tiene enfrente. Para él, timorato, todo es difícil, para ella, fácil, para él todo es un problema, para ella todo tiene una solución inverosímil si hace falta.

Solo un genio por Grant podía interpretar a David Huxley y hacerlo de una forma creíble, no caer en el ridículo, sino mantener la dignidad del hombre sacado de su museo para enfrentarse a una realidad.... totalmente irreal

M.E.Cacho

 


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