HUMPREY BOGART   

BIOGRAFIA  

FILMOGRAFIA  

FOTOS  

FONDOS DE ESCRITORIO  

MULTIMEDIA

 
 

MIS OTRAS PAGINAS

CARTELESMIX

  CROWEMIX

 

Ponte en contacto!

Ficha Técnica     Comentario    Carteles1      Carteles2     Fotogramas y fotos

Quizá se puede empezar por decir que es La Película. Algo mágico envuelve esa cinta. Hay películas mas perfectas, no se discute, pero Casablanca es considerada de forma casi unánime tanto por críticos,  entendidos o cinéfilos de a pie, como el filme imprescindible al hablar de la historia del Séptimo Arte.

Está tocada desde el momento de su estreno de un aura que no ha perdido con el tiempo. No está ausente en ninguna de las famosas listas que cada cierto tiempo se confeccionan. Ha sido alabada, estudiada, desmenuzada y estudiada por directores y profesionales que han diseccionado cada plano, cada fotograma, cada detalle de la iluminación, la banda sonora, el decorado.

Ese aura de romanticismo que ha trascendido de la propia película hace que carezcan de importancia detalles como que el famoso bar no haya existido en Casablanca, ni importan tanto los decorados.

El cine ha evolucionado, pero esta es una cinta en estado puro, que refleja con sus claroscuros el momento histórico que trataba de reflejar, como marco de las historias humanas que se desenvuelven frenéticamente desde el primer plano

Hay grandes actores, estrellas, nombres inolvidables, pero Bogart es uno de los mitos por excelencia, y Casablanca es el titulo que le llevó definitivamente a esa dimensión

Richard Blaine/Bogart es el héroe/antihéroe romántico por antonomasia. Su rictus amargo, su gesto tanto para coger un cigarrillo,  como su forma de beber por matar el desamor han sido imitados de una u otra forma en todos los momentos de la historia del cine, y eso por no hablar de su forma de llevar la gabardina. Refugiado en Casablanca y regentando un bar para ocultar su desencanto, contempla con escepticismo la realidad de desesperación de los refugiados que le rodean, la codicia de los traficantes de visados, el paso de los ejércitos. Solo la mirada ambigua, entre el ansia y la impotencia con que contempla el despegue del avión para Lisboa, hacen pensar desde un principio en  un abismo de angustia.

Ilsa Lund/Ingrid Bergman, la heroína romántica,  luminosa en cada aparición en escena, se debate entre el amor y el deber,  para rendirse finalmente a aquel, pese a que fue el deber el que le hizo abandonar a Borgart en un andén en una tarde lluviosa del Paris de 1940, cuando los alemanes ocupaban la capital francesa.

Arropados por un genial plantel de secundarios, se suceden escenas que consiguen que el espectador se involucre totalmente en el argumento, que llore con  La Marsellesa, que se conmueva por  el llanto desgarrado del borracho por desamor y que se le salten las lagrimas con “El tiempo pasará”, porque ¿hay alguien que haya ido alguna vez al cine que no haya oído esas notas unida a una de las frases mas famosas de la historia del cine “tócala otra vez, Sam”, unidas a otras que han pasado a la cultura cinematográfica de cualquier aficionado medio,  “los alemanes iban de gris, tu de azul”, “ de todos los cafés del mundo tenía que entrar en este” “si ella ha podido soportarlo, yo también”, “ si ese avión sale y tu no vas con él,  lo lamentarás, tal vez hoy no, mañana tampoco, pero tarde o temprano sucedería”, “siempre nos quedará Paris, lo habíamos perdido, hasta que tú llegaste a Casablanca, pero anoche lo recuperamos” “ pero comprende que los problemas de tres personas no importan en este enloquecido mundo”, una exquisita muestra de cinismo recogida en tres frases: “¿dónde estuviste anoche?: no me acuerdo, ¿te veré esta noche?: no hago planes con tanta anticipación” y la mas conocida, dicha en la escena final, con un Richard alejándose junto con el capitán Renaud sobre una pista inundada de lluvia, desapareciendo entre la niebla, escena incluida o aludida en otras muchas películas, “me parece que esto es el principio de una hermosa amistad” (¿a quien le importa esa niebla y esa lluvia torrencial en Casablanca?)

Película tan mítica, está inevitablemente rodeada de todo tipo de leyendas, como la de los actores en principio pensados para los personajes protagonistas, pero eso ya no importa, no es posible cambiar los rostros, los gestos de Bogart/Bergman, que han adornado a lo largo de los años carpetas de estudiantes, paredes de habitaciones, decorados de bares y restaurantes, que han puesto el rótulo del título al frente de sus negocios,  y sueños de cineastas, decididos a encontrar esa fórmula de la película perfecta, pero es imposible, porque  mas que perfecta es mítica y el mito no tiene explicación y mucho menos es factible que se pueda repetir

Para conseguir todo esto no se precisaba solo una pareja protagonista que traspasara la pantalla, con lo excepcional que esto resulta, ni una banda sonora que se ha seguido tarareando durante décadas, sino unas “muletas” que realzaran el sacrificio del amor en aras de un bien superior que hacen los protagonistas, y ahí está Paul Henreid,  el marido de Ilsa,  Victor Lazslo, el héroe por excelencia, el líder de la resistencia, el hombre frío y carismático, integro, que no puede evitar en ningún momento su condición de líder, el hombre que consigue deslumbrar a una joven, que se confundió creyendo que se había enamorado, y un genial Claude Rains, cínico y amoral, que reconoce que se limita a inclinarse ante la fuerza del viento, el superviviente nato, que sabe buscar la sombra mas conveniente en cada momento, al mismo tiempo que aprovecha en su propio beneficio la desesperación de los demás, así como un breve papel de Peter Lorre, cobarde y abyecto, aprovechándose de la desesperación de los refugiados.

A ellos se unen los empleados del propio Rick:  Sasha, el camarero romántico, Karl, el contable, hombre para todo y resistente encubierto,  Ivonne, la amante desesperada de Rick, y Sam, el pianista, el único que conoce al protagonista, porque es el único que le ha visto sufrir, desangrarse y amargarse con un amor perdido que ha ido a enterrar en las arenas de Casablanca,  todos ellos viviendo, sufriendo, e incluso muriendo alrededor del bar de Rick, en un universo que ha quedado congelado en el tiempo y la retina de varias generaciones de espectadores, un mundo ya desaparecido de chaquetas blancas y pajarita, de vestidos de lentejuelas, de sombreros y guantes, de orquestas en vivo, la decadencia de una sociedad que desconocía que iba a desaparecer, un universo plagado de un termino ya muchas veces mencionado: desesperación del desamor, de la culpa, de la imposibilidad de huida,  y solo en la ultima escena un atisbo de esperanza, la salvación por medio del honor, de los principios y de una frágil amistad, todo ello en un metraje ajustado, los diálogos medidos, sin desperdicio, los planos, significativos todos ellos, y es que el estado de gracia no se repite alegremente. 

M.E.

Ficha Técnica     Comentario    Carteles1      Carteles2     Fotogramas y fotos